Este índice, por encontrarse basado en percepciones, forma parte de lo que se han dado en llamar índices de primera generación de medición de la corrupción . A pesar de encontrarse estos constructos basados en subjetividades, como Johnston (2001) oportunamente afirmó, cuentan con un elevado poder a la hora de influenciar las decisiones de inversión, ayuda al desarrollo y préstamos que ciertos actores (públicos y privados) toman en relación a las jurisdicciones que son sometidas a su escrutinio.